Cuando mi luz empieza a apagarse y Hermano Sol
despierta en el horizonte, los ojos de los cachorros se cierran y sus
almas se elevan. Están separados. Cinco juntos, dos al otro lado del
mar. Si no están unidos no son tan fuertes. Pero ahora el combate no
será con las garras, será con la mente.
Han abierto los ojos a la realidad y las mentiras van diluyéndose,
pero todavía les queda mucho por aprender. Junto a la mujer de piel
oscura encontráis vuestro verdadero destino, vuestro verdadero mundo.
Os advertí. La mujer que os secuestró en vuestro despertar es mucho más
de lo que aparenta, es una enemiga muy poderosa. Por suerte ha salido
de vuestro camino, pero la vais a volver a ver, antes del fin de los
días, para bien… o para mal. Estad preparados para entonces. Aprended y
haceros fuertes, porque si no vencerá. Sois los únicos a los que teme,
y ahora estáis con ella. Por el momento habéis vencido, pero no os
relajéis. Ella volverá a buscaros.
Joven indio, yo te hablé, y tú no me entendiste. Gracias a ese
error salvaste a las mujeres de la Diosa. Eres poderoso y sabio, pero
todavía no crees suficiente en ti mismo. No dudes. Y permíteme de nuevo
hablarte en tus sueños para que entiendas lo que ella pretende. Déjame
mostrarte un mundo antiguo, ya lo viste, ya te lo mostré la otra noche.
Con otros guerreros, cerca de un poblado. Lo ves, eso es lo que fue, la
matanza, lo que ya te mostré. Tu garra se detiene breves momentos ante
la garganta de su víctima. Lo conoces, es tu compañero de juegos, tu
amigo, tu hermano. Has estado a punto de matarle. Ahora recuerdas donde
estás. Ese poblado es tu hogar. Esa gente tu familia. Y te han ordenado
que los mates ¿Quién? Tú lo sabes.
Estas imágenes que te muestro son de un pasado que no viviste, pero
pueden ser también de un futuro que sí vivirás. Tú eliges. Tú puedes
pararla, Tú y tu manada. Para eso despertasteis.
Miro a los otros cachorros. La mujer hermosa y el salvaje están lejos,
pero cerca. Ellos no me escucharan. La joven guerrera descansa y se
agita en sueños. El joven feliz duerme tranquilo.
¿Y el hombre alto? Su mente escucha una voz del Espíritu. ¿Quién le
habla? Sí, le conozco. Es Fenris. Le habla, le cuenta… y le enseña. Ya
ha visto el final, quiere ayudarlo. Le muestra imágenes grotescas. Un
río, una cascada. Y Él observa en lo alto. El hombretón quiere llegar
allí. Avanza por el río. Algo flota en sus aguas. Una garra cercenada,
una cabeza cortada, un brazo, trozos de vísceras arrancadas… y son de
sus compañeros. Escucha a Fenris, muchacho, que Él quiere guiarte. ¿Qué
harás? Él sigue avanzando, ignora los restos de sus camaradas. Quiere
llegar al gran lobo de fuego. Fenris le mira… y le da la espalda.
¿Y el joven metis? Gruñe en sueños. Sé lo que pasa por su mente.
Recuerdos de su otra alma. La habitación sin salida, las risas agudas y
crueles… Y él le pide a la Diosa un último favor. Gaya llora, pero se
lo concede. Y su mano, sólo su mano, se transforma. Él le da las
gracias con fervor. Acerca su garra al pecho. Las risas callan, la
Diosa no puede mirar. Él cree que ha fracasado. Y para él todo
concluye…
Mis jóvenes cachorros,… mis grandes guerreros.
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