
(Nota: A pesar de haberlo escrito yo, Plebe, este post irá acompañado del icono de Master, ahora vereis por qué...)
Estoy más que harto de lidiar con jefes de empresa, con los que tengo que comunicarme al más puro estilo juego del “teléfono roto”: yo le digo algo a su atenta secretaria, ella se lo dice a su jefe (a dos metros estaría de ella), su jefe le responde, y esta me lo comunica... Me siento tan estúpido, una llamada tras otra... Necesito respirar aire fresco... Salir de Guayphone.
Nada más llegar mi descanso, dejo los auriculares y acelero mi paso hacia la salida. Pero hay un imprevisto, “ella” se interpone en mi camino... Chocamos y puedo oler su pelo durante unos segundos, antes de que ella caiga al suelo. Se ajusta sus gafas, y me pierdo en sus profundos ojos castaños. Haciendo gala de mi caballerosidad, le ofrezco mi mano para ayudarla a levantarse, que ella acepta. Y me hace caer. Todos piensan que he perdido el equilibrio, pero os juro por lo más sagrado que ella me hace caer...
No entiendo por qué lo hace, ¿una venganza por habernos chocado? No le sale muy bien, dado que caigo sobre ella, haciéndole daño en las costillas... Sus compañeras la ayudan a levantarse y le dan el resto del día libre para que vaya al médico...
Llego a la conclusión de que es una bruja, una bruja muy lista, no creo que se haya hecho ni una sola raspadura, pero es tan buena actriz que le han dado el resto del día libre... Y a mí, a mí me ha hecho perder mi tiempo de descanso. Intento consolarme pensando que fuera llueve...
Me giro para volver a mi odioso puesto, cuando me doy cuenta de que a ella se le ha caído algo del bolso, una tarjeta. La recojo con rapidez y vuelvo a mi puesto de trabajo. La

avalancha de llamadas no me permite examinar el papel, por lo que espero a estar en casa para hacerlo...
Después de una sobria cena, me recuesto en mi cama y recuerdo la tarjeta. La saco y la miro, solo hay un número apuntado: #11406. El número no parece de teléfono, es una extensión de una centralita de Guayphone. La chica se comunica con algún ligue a través de su centralita, podrían hacerle un expediente si la empresa se enterara... ¿Pero quién sería tan ruín para hacer algo así a una pobre teleoperadora? Me miro en el espejo y sonrío.
Decido que llamaré a ese chico para darle un susto, haciéndome pasar por un jefe que lo ha pillado. Pero tengo que evitar que nadie descubra que he hecho esa llamada, lo cual no supone ningún problema, ya borraré mis huellas cuando también esté quitándome todos esos retrasos que me tienen puestos en el ordenador de la empresa...
Llega el día siguiente y la chica no ha aparecido, mejor para mí, no debe haberse dado cuenta de que le falta la tarjeta. Me siento en un puesto lo ma´s alejado posible de los compañeros, para atender diversas llamadas, y entonces, decido llevar a cabo mi plan... Desde mi ordenador, corto el envío de datos al de la empresa y marco la extensión en mi centralita.
Un tono, dos tonos, tres tonos... Tal vez hoy libre... Cinco tonos, seis tonos... Cuelgo. Suspiro de aburrimiento, ya lo intentaré mañana... El día continúa con la misma estúpida rutina de siempre, pero leyendo los mails ajenos, descubro que la de administración está embarazada (y yo que pensaba que se estaba pasando con los donuts...). Nueva llamada que entra, a soltar el consabido discursito...
- Guayphone, buenas tard--
- Hola Master.- me interrumpe una voz carrasposa.
Cayo durante unos instantes, no reconozco la voz, ¿tal vez algún conocido? Le pregunto si le conozco, él ríe.
- Eres tú el que me ha llamado Master. Has marcado mi extensión...
Trago saliva, ¿en qué he fallado cortando al recepción de datos?
- Me ha costado un poco dar contigo, parece ser que alguien había cortado al recepción de datos desde tu ordenador- ríe de nuevo- Por cierto, es curioso que hasta hace poco más de dos horas, tenías 15 retrasos este mes... Y ahora, ninguno... Curioso, curioso...
No me salen las palabras, me han pillado, saben que manipulo ordenadores de la empresa, los de seguridad deben de venir hacia aquí, no hay escapatoria, ya me veo de patitas en la calle, y con una demanda con mi nombre impreso...
- Me caes bien. Aunque estás un poco callado. Deber hablar con el cliente, mira, marca este número que te daré ahora... Y no te olvides de tratarme como el buen cliente que soy...
Pongo en el programa el número que me da.
- No se retire por favor, estoy accediendo a la información...- le digo a media voz.
- Mientras tu abres ventanas, déjame decirte por qué me caes bien...- me dice a continuación.- Mira a tu alrededor chico, mira a todos esos que trabajan contigo, mira a todos esos seres sin alma, que acatan órdenes sin rechistar, dejan que los manipulen, dejan que los pisoteen. Y mírate a ti, parece que dejas que te pisoteen, ¿pero quién los acaba manipulando?
- No... No le entiendo...
- Trabajas para gente que se sirve de la manipulación para lograr sus fines... Y si descubren que tú estás a su altura o por encima de ellos...
Miré la pantalla, la ficha del número que me había pedido,

estaba a nombre de un tal Svart. Ya no era una línea activa, estaba dada de baja por fallecimiento del titular esa misma mañana.
- Ella no llegó a tiempo...
- ¿Qué es lo que quiere?- le pregunto tras respirar hondo.
- No, ¿qué es lo que tú quieres? ¿Quieres seguir un día tras otro formando parte del mayor engaño de la historia? ¿Quieres contribuir a crear una sociedad manipulada y sin alma?-dijo con tono grave y duro- ¿O quieres ser parte de la cura?
Un compañero pasa a mi lado.
- Necesito más información, señor.
- Y yo te la daré. Esta noche, revisa bien el escritorio de tu ordenador...
Con un click acaba la llamada, al igual que mi jornada laboral...
Vuelvo a casa y no me quito la chaqueta, al darme cuenta de que mi ordenador está encendido. En él, una nueva carpeta con el nombre “La verdad sobre Guayphone”. Empiezo a ojear los archivos, los analizo uno a uno con la rapidez que me caracteriza, y me entero de todas las conspiraciones y maldades que realiza esta compañía, descubro con horror las muertes que han tratado de encubrir, lo que les hacen a aquellos que piensan demasiado... Hubiera vomitado de no ser que no había cenado... Aún no he acabado de revisar todos los archivos, pero mis ojos me duelen, así como el alma. La culpa de haber ayudado a engendrar todo esto me corroe y me pudre por dentro. ¿Qué debo hacer? No, ¿qué QUIERO hacer? No es una cuestión de deber, es una cuestión de que YO quiera hacerlo...
Quiero hacerlo, quiero acabar con la rutina, quiero ser alguien... Pero sobretodo, quiero conocerla.
Pasan dos días, en los que reviso el resto de la información, y en el que cuando llamo a la extensión me dicen que no existe el número... ¿Qué está pasando? ¿Por qué no me dicen anda? Paso de vez en cuando por delante de su pasillo, pero ella no aparece... ¿Debería de preocuparme?
Al séptimo día él me vuelve a llamar.
- Estoy orgulloso por no haberme equivocado contigo...-me dice con su voz carrasposa- Perdona la tardanza, pero teníamos que asegurarnos que no se lo decías a nadie... Ya es hora de que vayas a tu descanso largo...
- Pero si no me toca hasta dentro de--
- Han habidos unos cambios, relájate y tómate un café...- con un nuevo click, vuelve a dejarme con la palabra en la boca.
Me levanto y paso por delante de su pasillo, pero ella sigue sin aparecer. Así que le hago caso y me dirijo a la salita donde se encuentra la máquina de cafés. Nada más entrar, me empiezan a sudar las manos de los nervios, allí está ella, apoyada en la máquina, con cara de pocos amigos.. Intento controlar mi balbuceo y me acerco a ella, tendiéndole la tarjeta.
- Se te cayó el otro día.- le digo, intentando poner la voz más grave posible.
- ¡Ya era hora!- me regaña. Coge la tarjeta y marca los números en la máquina, a os pocos segundos, hay un chocolate caliente entre sus manos.- Ni muerta pienso pagar por un vaso tan enano. - concluye entre risas.
Sonrío, y metiendo la misma combinación de números, saco una bebida para mí. Y acabamos hablando del mal tiempo que hace, de lo poco que nos pagan y de la última película estrenada en cines... Empiezo a sentir que formo parte de algo, de un todo que me reconforta. Y me entristezco cuando veo que se acaban nuestros descansos, pero mañana será otro día, y volveremos a encontrarnos. Por cierto, ella, se llama Plebe.
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Weeeee, el jueves Master acabó su formación y ya está metido dentro de la mafia Guayphone XDD Solo que él se encarga de empresas xD ¡¡Muajaja!!
¡¡Bezoteeeez!!
Plebe.
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